El Corredor Verde del Ebro integra una red de infraestructuras hidráulicas que, además de regular, abastecer y regar, forman parte del paisaje y del uso cotidiano del territorio. Estas obras, de distintas épocas, se integran en recorridos aptos para el paseo, la bicicleta y la observación de la naturaleza.
Uno de los elementos más destacados es el Canal Imperial de Aragón, construido a finales del siglo XVIII. Recorre 110 kilómetros entre Fontellas y Fuentes de Ebro, y atraviesa en Navarra las localidades de Fontellas, Ribaforada, Buñuel y Cortes, abasteciendo amplias zonas agrícolas y dejando una huella visible en el paisaje.
En Tudela se encuentra el Canal del Río Molinar, de seis kilómetros, que transporta agua del río Queiles para el riego de huertas tradicionales. Su trazado es accesible a peatones y ciclistas. También en Tudela se ubica la Presa de las Norias, construida en el siglo XVII con mampostería de piedra y aún en funcionamiento.
En Azagra destaca la Presa de Machín, del siglo XVI, considerada la primera presa moderna de pilotaje y escollera en España. Más reciente es el Canal de Tauste, del siglo XX, que discurre paralelo al Ebro a lo largo de 44 kilómetros y atraviesa Cabanillas, Fustiñana, Ribaforada, Buñuel y Cortes. Su trazado combina obras de ingeniería moderna como presas, azudes y estaciones de bombeo con entornos naturales aptos para el ocio al aire libre.
El conjunto se completa con dos humedales de alto valor ecológico: la Balsa del Pulguer, entre Tudela y Cascante, conocida como “la playa de la Ribera”, y la Badina Escudera, en el entorno de Tudela, importante refugio de aves y biodiversidad. Ambos espacios están declarados Zonas Especiales de Conservación (ZEC) por su relevancia ecológica.