Abubilla (Upupa epops)

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Abubilla (Upupa epops)

IDENTIFICACIÓN

Ave diferente, de llamativo plumaje. Su cuerpo luce dos partes bien diferenciadas en lo que al plumaje se refiere. La parte de la cabeza, cuello, espalda y pecho son de color anaranjado, mientras que sus alas muy redondeadas están rayadas en blanco y negro. Su cola también negra con una franja blanca. De su cara destacamos, su píleo que se eleva en forma de cresta, con unas largas plumas de color anaranjado que acaban en puntos negros como si fuesen las plumas de un jefe indio. Esta suele erizarse ante una situación de alarma o enfado. Su pico es largo y muy fino y está ligeramente curvado hacia abajo. Su canto ha dado lugar a su nombre, ya que realiza un pu-pu-pu grave y que se puede oír a gran distancia (Upupa).

CÓMO VIVE

Ave abundante, estival (febrero a octubre) aunque también podemos ver algún ejemplar en invierno y habitual de nuestra Comarca. Su hábitat es muy variable, la podemos ver en campos de cultivo, en zonas de monte bajo mediterráneo, próxima a bosquetes de pinares y en ríos y sotos. Principalmente son insectívoras, siento gran predilección por las orugas (oruga procesionaria) larvas y gusanos. También completa su dieta con escarabajos, ciempiés, saltamontes y arácnidos. También pueden llegar a comer caracoles y lagartijas. Es habitual verlas comer en el suelo y se desplazan de forma enérgica y a espasmos como los estorninos. Construyen su nido, en oquedades de los árboles, en edificios en ruinas y tampoco rechaza cajas nido. Estas oquedades son limpiadas por la pareja y cubiertas con hierbas y hojas. Realizan una puesta (ocasionalmente dos) de 7-10 huevos que son incubados por la hembra. Hacia el mes de edad, los polluelos abandonan el nido.

CURIOSIDADES Y OBSERVACIONES

Las hembras de abubilla poseen una glándula de la cual pueden lanzar un líquido de olor fétido para defender sus crías de posibles agresores. Las crías mientras están en el nido también huelen a este líquido, lo que da lugar a un olor nauseabundo del nido. Además, los padres no eliminan las heces del nido porque el olor pestilente que se desprende sirve de protección a las crías de posibles depredadores. De este hecho, el dicho “Hueles peor que el nido de una abubilla”. A veces se les puede ver en el suelo con las alas y la cola extendidas tomando el sol.

 

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